miércoles, 15 de julio de 2009

China

Hay personajes de un barrio que enamoran. No se trata del amor para toda la vida, ni del platónico, ni del imposible, ni ninguna clase de amor de los ya tipificados en el abc de la novela romántica. Es un amor distinto. De a ratitos. Y fácil. Un amor servicial, digamos. Un amor prostituído. Se sabe que su presencia, la de esos personajes, puede hacer bien y hasta sin mirar a quien...
Esta vez el parrillero, uno de esos personajes, no enamoró. El sandwich de vació estaba entre tibio y caliente. Y, peor todavía, todo fue rápido. No hubo cruce de palabra alguno más que "9,50, papá". Algo le pasaba...
Hubo revancha al mediodía siguiente. Esta china del súper es distinta a todas las chinas del súper. Nunca se ríe. Y, detrás del mostrador, cobra cuando tiene que cobrar y desafía cuando tiene que desafiar. Como a esa inoportuna y presumida clienta que estaba antes en la fila...
-¡Ey, tenés cara de cansada...!
-¿Cansada? No. No cansada.
-Sí, tenés cara de sueño.
-No, yo no sueño. Vos sueño.
-Para mí que extrañas a tu marido.
-¿Marido? Ja, no, no marido. ¿Vos estás siempre pensando en marido?
-Sí, siempre.
-¿Y cuándo trabajás?
-No, yo no trabajo. El trabaja. Y yo le cocino. Jijiji.
-(Más seria que nunca) ¿No trabaja vos? ¿No hace nada vos? Vos tené sueño.

3 comentarios:

  1. Como la cago la china... jajajaja (si lo entendi bien)...Che, hay buenos parripollos por ahi? jajaja... sigo con la loca del parripollo y las papas fritas... deja...


    Abrazo!!!

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  2. Me encanto la forma en que la china arremetiò contra el ama de casa :D

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  3. Muy bien la china... jajaj "vieja de mierda fracasada" le falto...


    lindo blog

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