miércoles, 9 de septiembre de 2009

Estómago

Sentado nuevamente en la mesa más gastada en el rincón más oscuro del bar de las entrañas, el malvado páncreas intenta convencer a su menor enemigo, riñón, de que lo ayude en alguno de sus planes bondadosamente macabros. "No funciona, pank. Tu discurso maléfico no asusta a nadie. Es más, cada vez que decís la palabra paparruchada, esto es un estallido de risa general. Te falta...". Páncreas no quiso escuchar nada más e interrumpió: "¿Qué vas a decir, trasplantable? Tengo una idea fantástica: escuchá..."
Antes de lanzar us idea, páncreas quedó mudo. Riñón le espetó: "Ey, ¿qué te pasa? Estás blanco como si hubieras visto un fantas...". "¿Un fantasma? No, no soy eso. Señores, vamos a compartir la velada con ustedes". Estómago tomó una silla y se sentó en el medio de los dos. Sus matones, los dos intestinos, se quedaron parados completando la escena.
"Yo te voy a explicar, páncreas. Van a cambiar algunas cosas. Sos demasiado bueno para ser malo, y bastante malo para ser bueno. No te alcanza. Así no va. Desde ahora, el poder lo tengo yo. ¿Está claro?".
Más que pensar en el desafío, en el posible lugar perdido y en las paparruchadas de ocasión, a páncreas otra cosa lo preocupó. ¿Quién es bueno en este lugar? ¿Quién es malo? ¿Cómo se miden la maldad y la bondad? ¿Alguien es bueno eternamente? ¿Alguien puede tener el disfraz de cordero bueno y en realidad ser un zorro malo? ¿Dónde se compra la balanza con los platillos de la equidad? ¿Alguien la vende?
Pidió un kilo de helado de dulce de leche y frutilla. Sus gustos preferidos. Y, de paso, a ver si el estómago se empachaba y bajaba sus humitos de matón...

1 comentario:

  1. El páncreas tiene dilemas éticos?

    Que no se preocupe, no hay una única definición de bueno o malo, hay tantas como personas. Aunque podemos llegar a algunas convenciones.

    Besos y espero el RG de mañana

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