lunes, 5 de octubre de 2009

Ajedrez

En la primera jugada, el ajedrecista que lleva la piezas blancas tiene 18 posibilidades de movimientos. A cualquiera de ellos que elija, su rival tiene otros tantos para optar. Las matemáticas dicen que en la jugada cinco, una partida de ajedrez puede haber transitado por millones de caminos posibles.
Cada uno de esos senderos es distinto de los otros. Son elecciones constantes. Buenas o malas. Mejores o peores. Siempre encadenadas. El peón pertinaz, el caballo intrépido, el alfil incisivo, la torre precavida, la dama presumida, el rey sabelotodo... Y, detrás, una mente que trata de unir cada detalle para que la partida sea lo más divertida posible. A veces se gana, a veces se pierde.

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