jueves, 12 de noviembre de 2009

Esclavos

Maltrecho, aún sin el alta médica, Páncreas se escapó del hospital y volvió a su mundo oscuro. No le importaba nada de nada: ni su vida, ni su ayer, ni su hoy, ni su mañana. Ni su amor, ni su desamor. Ni su fantasía ni su realidad.
Encaró a colmillo, el líder de sus opuestos, y le espetó: "Estuve dos semanas internado, en coma. Tengo para otro tanto en terapia intensiva. Pero por más que me desangre, la duda ma carcome y me inflama. Decime, tontito, ¿por qué nadie me visito?".
Colmillo lo miró y le dijo: "Algo habrás hecho...". Y Páncreas, sangrante, herido y hasta avergonzado, pero por sobre toda las cosas mortificado, volvió a la sala de terapia intensiva. En el camino, la culpa le aguijoneó el alma con un agridulce veneno. Si el hombre, y por supuesto la mujer, son esclavos de sus acciones, por supuesto el Páncreas también lo es.

2 comentarios:

  1. Páncreas vive!

    Y tiene razón. Somos esclavos de nuestros actos, de sus consecuencias, de sus efectos en nosotros y en el entorno. El tema es aceptarlo.

    Besos

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  2. muy cierto, si... somos esclavos de nuestros actos...
    tambien hay que dejar que el otro se banque las consecuencias de lo que hizo....

    reconocerlo, listo!
    aceptarlo, listo!
    seguir adelante, listo!

    buscar revancha no suma nada... el Páncreas tiene que disfrutar de las llaves que lo rodean, y las nuevas puertas por abrir

    beso

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