viernes, 17 de febrero de 2012

Muerte 5: Destino

Esperaba en la esquina, puntual y elegante. Llovía. Todo el día había llovido, de a ratos como le penúltima vez. Había charcos aquí y allá. Saltarlos, esquivarlos o chapotear, no hay opción.
De este lado, "una sonrisa despeinada de tanto ir contra el viento". Abre los ojos y sólo suelta un seco: "Aja". Nace la aclaración pertinente: "Robado en estos días de una canción".
"¿Dónde?", se pregunta. "Donde quieras", se responde. Y hacia allá fueron los pasos perdidos en la noche. Manos entrelazadas, porque así tiene que ser.
Hubo cena primero. Carne de un lado, pastas del otro. Vino en el medio. Sin velas, esta vez. Un brindis por ambos, otro por lo que vendrá, uno más porque sí.
Las piernas caminan hacia un bar. Dos cervezas. Tres. Varias. Cuando la persiana baja, los huesos guían hasta el próximo. Los ojos se fijan en los otros ojos. No hay más vueltas en esta calesita que eternamente da vueltas y vueltas. Cosquilleo. Dudas. Adrenalina. Miedos. Crecen los miedos.
-Bueno, aquí estamos. Sabemos para que estamos. Quiero que por primera vez te desnudes ante mí. Tal vez, por única vez. Quizá, nos alcance y sobre. O, en una de esas, precisemos de otro encuentro, y otro, y otro.
-Te escucho...
-¿Por qué tanta frialdad?
-Así tiene que ser entre nosotros.
-¿Dónde está escrito?
-Todo está escrito.
-¿Entonces?
-Nada. Seguir. Porque todo está escrito, pero hay un poema en cada esquina.
-Hay pocos poetas que vuelan. La mayoría es de alcantarilla. Pero no vie para esto, para filosofía de amaneceres sin sol. ¿Qué pasará entre nosotros?
-Nada, nunca nada.
-Pero, ¿y la cita? ¿Y la cena? ¿Y los brindis? ¿Y los bares?
-Cortesía pura. Yo mato. A mí nadie me mata.
-¿Y mi futuro, destino maldito? ¿Ni una pista?
-Tu futuro... Es tuyo...
Elegante y puntual. Así se fue rumbo a la nada. Esquivando charcos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario