lunes, 3 de septiembre de 2012

Esos días

Esos días donde el corazón pide escribir pero la cabeza no encuentra tema. Mejor dicho, no focaliza tema. Aparecen ideas como rayos y después, sin saludar, se van en la inmensidad de la noche para nunca más volver. Viajan por el aire, revolotean, amagan un regreso y no, nunca pero nunca vuelven. Malditas ideas.
Esos días donde gobierna esa sensación ingobernable de que todo está por estallar. Para bien o para mal. Y que el mundo se repartirá en mil pedazos. O por lo menos el propio cuerpo. Después, la almohada mira fijo con cara de canchera y hasta parece burlarse. Maldita almohada.
Esos días de peleas constantes entre las voces internas, esas que no paran nunca de hablar. Nunca. ¿Hablarán tanto pero tanto en otras cabezas? "Que te dije, que no te dije". "Que hacelo, que no lo hagas". "Que vas bien, que vas mal". "Que sí, que no". Han inventado de todo, pero nadie inventó un silenciador de vocecitas sin necesidad de saltar de un quinto piso. Se llenaría de dinero. Malditas vocecitas.
Esos días en que dan ganas de dejar para mañana la urgente conquista del mundo. Pero mañana seguro que se lo conquista. No habrá más postergación. Pero cuando llega mañana, ya se hace pasado. Y pasado. Maldito mundo inconquistable.
Esos días donde el presente, rengo y todo, trata de fluir. Como un globo de cumpleaños, sube algunos metros y después desaparece en el aire. ¿Dónde irán esos globos? ¿Dónde irá la energía que fluye y luego se desvanece? ¿En qué almacén venden las recetas mágicas para vivir?
Esos días donde el presente mira al pasado y le gruñe. Mira al futuro y le ladra. Y termina en la cucha con frío, hambre y sueño. Esos días... Malditos días.

2 comentarios:

  1. El silenciador de vocecitas ya existe... La meditación aparta si acaso no calla por completo cualquier aturdimiento :)

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  2. Hasta escribis cuando " el corazón pide escribir pero la cabeza no encuentra tema"! muy bueno!

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